La situación por la que está pasando el colectivo empresarial de nuestro país en estos momentos está haciendo difícil la gestión de las empresas, tanto grandes como pequeñas. El empresario ha de luchar diariamente para mantener la empresa a flote y al colectivo de sus empleados. Para ello la combinación de elementos con la que tiene que trabajar siempre es la misma: por un lado, intentar incorporar nuevos clientes o nuevos productos, que sustituyan las ventas que se pierden y por otro reducir los costes de la empresa, para facilitar la supervivencia de la misma.
Desde el punto de vista de la reducción de los costes a causa de la crisis, es de lo que vamos a hablar en este artículo. Podemos reducir el coste del seguro, adecuando los términos de la póliza a las nuevas circunstancias de la empresa, pero nunca poner en riesgo la continuidad de la misma, ni el patrimonio de sus propietarios.
En ocasiones escuchamos a ciertos empresarios cómo ante el desánimo que produce las dificultades para seguir manteniendo la empresa en funcionamiento, una de las ideas que acude a su mente es la de prescindir de todos los gastos. Cuidado, no todos los gastos son iguales, no es lo mismo prescindir de la factura de restaurantes, o de otros gastos suntuarios, que prescindir de la energía para la fabricación o de los seguros. Son conceptos muy diferentes y estos últimos (entre otros) son imprescindibles.
Efectivamente, del seguro no podemos prescindir, y si lo hacemos resultará una medida muy osada que pondrá en peligro no sólo el futuro de la empresa, sino lo que es más importante, puede llegar a hacer peligrar nuestro patrimonio personal. En momentos dificiles como los actuales, las reclamaciones por Responsabilidad Civil se incrementan y pueden ir contra usted y contra su empresa, el número de robos se ha incrementando considerablemente; y nos resultaría muy gravoso el cambio de equipo industrial como consecuencia de un incendio… y podríamos seguir citando muchos más ejemplos. Lo racional en estos momentos no es prescindir de la seguridad, muy al contrario, hay que mantenerla o incrementarla. Lo que sí debemos hacer es racionalizar el coste de la misma. La experiencia nos dice que una revisión sencilla de los seguros de una empresa puede llegar a reducir el 10 % del coste de los mismos, pero si ademáscoincide que la empresa ha reducido de forma importante en los últimos meses su facturación, sus mercancías o sus empleados, esta reducción en el coste puede superar el 50 %. Merece la pena dedicarle unas horas a analizar el tema.
Como decíamos, una simple revisión, eliminando algunas garantías que en la actualidad ya no nos sean útiles nos puede ayudar, pero lo verdaderamente importante es revisar los distintos elementos que condicionan el coste de la póliza (capitales asegurados, nivel de facturación, número de empleados…). Analicemos cómo influyen cada uno de ellos.
Disminución en la facturación
La facturación de la empresa sirve para el cálculo del coste de varias garantías de su póliza: la Responsabilidad Civil y la Pérdida de Beneficios.
En el caso de la Responsabilidad Civil, el coste de las pólizas se calcula multiplicando una tasa (función de la actividad de la empresa) por la facturación. Si la facturación se ha reducido, también se reducirá el coste de esta garantía. Otro tanto sucede en el caso de la Pérdida de Beneficios, garantía en la que, dependiendo de qué modalidad tengamos asegurada, su coste también variará en función de la facturación.
Reducción del parque de maquinaria, de equipamiento o de mercancías.
Casi todas las garantías de su póliza de seguro se calculan en base al importe de los tres conceptos que hemos citado (maquinaria, equipamiento y mercancías). Tanto el robo, como los incendios, o los daños por agua, o la avería de maquinaria son garantías que se cobran en función de la cuantía de estos bienes. Por lo tanto si su cuantía ha disminuido, debe usted revisarlas y ajustarlas a la nueva situación.
Reducción de la plantilla
El número de empleados sirve para calcular el coste de ciertos seguros de empresa, como son los Seguros de Accidentes (o Vida) obligatorios por Convenio, los seguros de Vida Colectivos o los seguros de enfermedad privados. Adecuar estos seguros a la realidad de su plantilla actual le ayudará a no pagar por costes en los que usted ya no incurre. Ahora bien, antes de suprimir alguno de estos seguros, asegúrese sobre la obligatoriedad de los mismos. Muchos de ellos son obligatorios por convenio y no tenerlos implica graves sanciones ante una inspección laboral o ante la ocurrencia de un siniestro.
Reducción o cambios en el parque automovilístico
La menor actividad económica suele conllevar también reducciones en el parque automovilístico de la empresa. Está claro que si no tenemos un vehículo, no tenemos porqué tener el seguro, pero aunque lo tengamos podemos ahorrarnos un dinero racionalizando los seguros de los mismos. Así, el incorporar una franquicia al seguro de sus automóviles le permitirá ahorrarse hasta más de la mitad del coste del seguro (depende de la franquicia que se contrate). Esta situación no es recomendable si las personas que conducen sus vehículos tienen “mala suerte” y alta siniestralidad; en este caso déjelo como está.
Otra alternativa, sobre todo en el caso de vehículos con cierta antigüedad, es contratar un seguro “a terceros” con lunas, cristales y robo. El valor venal de los mismos, a menudo no justifica tenerlos a todo riesgo.
Estudie con detalle los seguros de la empresa, ello le permitirá reducir el coste de los mismos, sin perder seguridad. Existen unos mínimos que no se deben sobrepasar en los recortes del seguro, puede resultar peligroso.
Y para hacerlo cuente con la ayuda de un técnico en seguros. Al igual que usted no se autorealizaría una cura quirúrgica, sino que acudiría a un experto en salud; en el caso de sus seguros, acuda a su asesor, él le aconsejará como adaptarse a la nueva situación, y sobre todo le indicará cuáles son esos mínimos de seguridad que su empresa nunca deberá sobrepasar.
Racionalizar los costes sí, perder en seguridad, nunca